Las víctimas desconocidas
Con la cercanía del día Internacional de la mujer, merece la pena mencionar a las víctimas de violencia de género que llevamos en casi tres meses de este nuevo año, pero no a aquellas que perecen o sufren en primera persona esas agresiones tanto físicas, verbales, psicológicas y económicas, ya que como muchos sabemos, hay muchos tipos de maltrato, de los cuales el físico y psicológico son los que forman parte de la conocida "punta del iceberg".
Hay que destacar la afectación que sufren los menores que tienen que enfrentarse a estas situaciones, y que muchas veces pueden ser víctimas observacionales que tienen que vivir con la experiencia de ver, o bien como su madre ha fallecido asesinada por su padre, o bien han tenido que presenciar cómo ha sufrido agresiones durante un largo periodo de tiempo. Otros sufren en primera persona y de forma directa las agresiones, de tal forma que un tipo de violencia de género contra la mujer es la violencia ejercida hacia los hijos, acabando con su vida o produciéndoles daños irreparables tanto a nivel físico como mental.
La dificultad que se presenta en este aspecto es el hecho de la poca atención que se les presta a estos menores, a los que en muchos casos únicamente se les "utiliza" como testigos de la agresión de cara a una declaración si es que se da el hecho de llegar a un juicio y no como víctimas conjuntamente a sus madres, lo que puede derivar en dificultades de afrontamiento y de resolución de problemas que pueden condicionarles a lo largo de su vida.
La actuación que debería de hacerse en este caso sería una correcta atención psicológica en los momentos posteriores al descubrimiento de la situación en la que se encuentran, de cara a que puedan expresarse con total libertad, alejándoles de los lugares en los que presenciaron o sufrieron la agresión para que no les pueda afectar en su declaración y garantizando un ambiente de afecto, calidez, buena comunicación que ayude no a solventar inmediatamente, pero sí a reducir las dificultades que puedan llegar a sufrir. En definitiva, unos correctos primeros auxilios psicológicos, que son imprescindibles y poco valorados en estos momentos cruciales del desarrollo de estos niños y niñas.
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